Según la “Atlética Chilena”, en su impresionante Caracterización (se adjunta), entregaba una serie de antecedentes.

Entre otros datos expone: “24 pruebas x 2 (damas y varones) x 3 (oro, plata y bronce) =144 medallas a disputar en programa oficial en Panamericano y Olímpico. 100% de los atletas en el último mundial (Londres 2016) provenían de regiones…” Un entendido en procesos, y si esos datos fueran fidedignos, se podría señalar que recibieron una Federación regionalizada y bien formada. Pero ¿Qué pasó después?

En mi opinión y en un entorno cambiante, las competencias directivas para definir lo planteado, o en cualquier otra situación, no pueden ir de la mano del líder único que decide todo, pero de paso ahogar al resto controlando la totalidad en desmedro del bien común. Por ejemplo, ¿Es una intimidación o solo prerrogativa de la Federación Atlética de Chile, que solo sus torneos organizados por esta sirvan como clasificatorios para a eventos internacionales (Mundiales, Juegos Olímpicos u otros)? ¿Qué pasa entonces con las marcas obtenidas por los atletas en el extranjero, o en un torneo de asociación o club federado que, cumpliendo con todos los requisitos necesarios hayan conseguido la marca clasificatoria o un meritorio récord? Para la solución del problema, existen al menos dos alternativas:

La casa de unos pocos: Seguir con el pretendido paternalismo que, en este caso, papá FEDACHI sobreprotector, siga centralizando la escena atlética, afectando la autonomía por años de asociaciones y clubes. Así las cosas y, según Ud. prefiera analizar el tema, el resultado no ha sido halagador. Vamos por parte. Las asociaciones preferidas del Norte Grande ya no tienen figuras y poquísimos campeonatos.

Sigamos, la Sexta región a quien le adjudicaron varios torneos tiene muy poco desarrollo. La Séptima Región (Talca) desaparecida por años. Pero curiosamente ahora el Maule figura ante FEDACHI con 30 clubes. En parte se salva por el trabajo constante de la Asociación Provincial de Curicó. 

Segunda alternativa: En sentido opuesto a la anterior, la Zona Central actualmente representa aproximadamente el 63 % de los preseleccionados para los Juegos Panamericanos 2023. ¿Cómo lo logró? Valparaíso y la Asociación Atlética Regional Metropolitana (AARM) potenció a sus clubes que con 19 clubes activos. Durante los últimos años ha sido la más castigada por FEDACHI, quien no le ha otorgado ningún torneo en los últimos años. Esta, con una política de apertura, recibe constantemente a las regiones, y a su costo, admitiendo gratuitamente a todos los atletas del país (salvo Arica e Iquique que casi no envían a ningún atleta) en su calendario anual, quienes muchas veces no tienen donde competir. En efecto cerca de 130 participaciones promedio por torneo de atletas de regiones viajan a Santiago a participar en cada uno de sus eventos. Es decir, la AARM ha salvado de la debacle al atletismo chileno.

Esta Asociación Regional, mediante un proyecto dirigencial alineado a una gestión de tipo horizontal ha posibilitado un desarrollo institucional de sus socios en forma sostenible en el tiempo. Con equipos interdisciplinarios que aportan sus conocimientos desde distintas miradas y experiencias, ha dado por años un salto cualitativo mediante un proceso de mejora continua. Con alternancia de directorios preparados y conocedores de la historia, continúan la proyección de sus antecesores.

Las evidencias son claras. En todo caso, sigo convencido que, mientras más protagonismo tengan los clubes más recursos pueden captar, y por otras variadas causas, el desarrollo deportivo debiera estar en las regiones, pero de otra forma.

“La Regionalización del Atletismo” no pasa por tener en el directorio a dirigentes federativos de diversas regiones del país, pensando que la “Federación Nacional” podría tener un desarrollo más amplio. A la luz de los acontecimientos, esa tesis quizás plagiada o resultante de un copy-paste, ha quedada desgraciadamente desvirtuada por los mismos que la propusieron.

Si bien el día a día de los clubes es precario; empoderarlos para favorecer sus condiciones en el desarrollo de sus actividades, es responsabilidad de un sistema que opere fuera del amiguismo federativo. Convengamos entonces que el servicio deportivo institucional tiene principalmente dos aristas. La primera se basa en el desarrollo de los clubes mediante la permanencia, formación, crecimiento de los socios de la organización y la captación de los deportistas talentosos. El segundo (suma a las asociaciones y federaciones), corresponde a la promoción y apoyo a los deportistas que la representan tanto a nivel regional, nacional y luego internacional.

A la luz de los resultados quien llegó ufano, el año 2014 a regionalizar el atletismo, lo centralizó y afectó severamente ¡La realidad es la realidad y ya no se puede ocultar!

Ud. puede seguir analizando los porfiados hechos como estime conveniente. Eso sí, convengamos que esa cruzada ideológica y voluntarista, centrada solo en una Federación todopoderosa, es un modelo muy antiguo. Suplanta y le quita protagonismo que le corresponde a sus socios a lo largo y ancho del país (atletas, entrenadores, dirigentes y jueces regionales). De paso obstruye el trabajo sostenible de sus instituciones regionales en el tiempo, impidiéndoles un desarrollo territorial de acuerdo con sus propias realidades deportivas, económicas y sociales.

Fernando Sotomayor G.

Ex Atleta