Nunca el atletismo federado ha llamado mayormente la atención de la prensa como en los últimos meses, pero no para destacar logros de sus atletas, sino por los dimes y diretes entre dirigentes y entrenadores. Más allá de la repercusión del “Te saco” (del cargo), ese voluntarismo circunstancial, que exige revisar la ética y el fair play en el deporte.
La ÉTICA (griegos) y la MORAL (romanos), corresponde a las buenas costumbres que deben guiar la conducta de un dirigente o entrenador según los más elevados fines que puedan atribuirse al cargo que ejerce y, al atleta en la disciplina deportiva en la que participa.
Si existe una denuncia por faltar a la ética y fair play deportivo, el tribunal designado por la Ley debe conocer de ella, pero cumpliendo con el debido proceso, esto es, dándole a ambas partes, al denunciante y al denunciado, los derechos que le franquea la normativa. La parte denunciada debe conocer de qué se le acusa, con el fin de darle tiempo para preparar su defensa en el plazo que fije el tribunal. Luego continuará el proceso para acreditar la efectividad o no de los cargos denunciados y posteriormente se dictará el fallo correspondiente. Lo que no debe hacerse es tramitar por la prensa impidiendo la neutralidad de la autoridad que conoce del proceso. Más bien son vallas que entorpecen una recta investigación, donde toda persona que es acusada tiene derecho a un proceso justo.
Lo anterior ¿fue respetado por la Comisión de Ética de la Federación en el caso de la posta panamericana? A la carrera, sin rigor, expresando anhelos personales, en pocos días condenó antes que juzgar, poniendo en duda su propia competencia. Es decir sin cumplir tiempos ni formas, la propia Comisión habría faltado a la ética, y a la Ley. Ello generó una discusión pública con una posta de declaraciones que, lo único que ha conseguido como en esta ocasión, es confundir lo que puede ser verdad de lo que no lo es.
“La anulación del castigo…por parte del Comité Nacional de Arbitraje Deportivo (CNAD) sigue dando coletazos…decidió dejar sin efecto la sanción de un año al entrenador y de disculpas públicas a la exatleta que aplicó la Comisión de Ética de la Federación Atlética, que además, por petición del propio CNAD, debe remover a dos de sus miembros, Francisco Leyton y Lily Martínez…” Luego un entrenador al que solo le corresponde proponer a un directorio para que este designe, señaló “…Soy yo el que está a cargo del área de velocidad y mientras yo esté, él no va a dirigir ninguna selección…” (El Mercurio 20.01.23).
Nos preguntamos entonces, ¿Quién manda en la Atlética Chilena? Así, corrieron las palabras en los medios de comunicación, alimentando el conflicto con aires de supremacía. Resulta obvio que la Comisión que juzgó y sancionó, sin escuchar a los acusados, habría seguido las instrucciones de su dirigencia. Si, esos mismos dirigentes formalizados e investigados por sendas causas que tramita el Ministerio Público. Esa dirigencia que obstruye la Justicia, oculta información, firma documentos sin poderes de firma, así tampoco contarían con documentos esenciales para la administración corporativa. No habiendo debido proceso, no hay juicio justo.
El debido proceso contempla un protocolo de plazos normativos y formas que la Comisión pasó por alto. De allí su anulación por parte del CNAD, entidad que conforme al Título Segundo de la Comisión de Disciplina y Ética y del Comité Nacional de Arbitraje Deportivo, Art. Quincuagésimo Octavo y otros de los Estatutos federados (se adjuntan para su estudio) “…declara expresamente reconocer y aceptar la potestad y competencia del Comité Nacional de Arbitraje Deportivo…”
Es clave entonces que, quienes integren esta u otra comisión, tengan las aptitudes para el cargo. Designarlas por sorteo, afinidad o conveniencia ha sido un gran error.
En efecto ¿No sería más lógico someterse a una sola Comisión de Ética? Claro, porque a ahora, curiosamente entró a tomar el bastón de la posta la Comisión de Atletas en un cuento de nunca acabar.
Fernando Sotomayor G.
Ex Atleta